Tras esta temporada de sequía de posts, quiero retomar este blog reseñando el juego La Danza del Huevo, ya que se trata de uno de esos juegos "para todos los públicos" que conviene conocer. Un juego con el que tanto los peques como los adultos "marchosos" podemos pasárnoslo pipa jugando juntos.
La gracia de la Danza del huevo radica en una muy acertada combinación
de diseño del producto y unas reglas muy sencillas, pensadas
para generar una dinámica de juego muy divertida. A lo que se suma la
excelente calidad de los materiales de fabricación a la que nos tiene
acostumbrados la marca alemana HABA.
En
el interior de la caja nos encontramos nueve huevos de goma, un huevo
de madera y dos dados de seis caras, uno rojo y otro blanco, fabricados en madera y bastante
grandes. Hay que decir que existe una versión
de este juego en el que la caja que lo contiene todo tiene el aspecto de la típica
huevera de cartón, pero yo tengo la versión con la caja más normalita.
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La family danzando al son de los huevos |
Por turnos iremos lanzando el dado rojo y realizando las diferentes pruebas
según salga un símbolo u otro de sus seis caras: imitar el canto de un
gallo; coger un huevo mientras rebota; dar una vuelta completa alrededor
de la mesa... El primero en completar cada una de las pruebas se queda
con uno de los huevos de la caja o robado a otro participante. Y aquí está buena
parte de la gracia de La Danza del Huevo, porque los huevos obtenidos
hay que guardarlos donde determine el dado blanco (entre las rodillas,
bajo la barbilla, bajo el sobaco...) Esto va incrementando la dificultad
para realizar las pruebas, así como la risión
generalizada de todos los jugadores, a medida que se van acumulando
huevos. La partida finaliza cuando a alguien se le cae al suelo uno de
sus huevos, resultando ganador el que más puntos haya obtenido,
teniendo en cuenta que cada huevo de goma vale un punto y el de madera, dos.
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