miércoles, 26 de febrero de 2014

Roll&Play: El primer juego de mesa

Puedo asegurar a todos los papifrikis que lean esto, que encontrar juegos de mesa para niños menores de 3 años es bastante complicado. Pero como dirían los gallegos: Haberlos, hailos.

Después de mucho buscar por la web, por fin encontré Roll&Play. Un simpático juego de ThinkFun diseñado específicamente para niños de año y medio en adelante y que introduce en la vida de nuestros peques dos elementos lúdicos esenciales: el dado y las cartas. Por que esos, tal cual, son los elementos del juego Roll&Play. Un enorme y blandito d6 de fieltro de colores y 48 cartas.


Como muchos ya supondréis Roll&Play es un juego educativo diseñado para potenciar y reforzar las capacidades y conocimientos de los más peques: Reconocer y nombrar colores, contar elementos, seguir instrucciones, desarrollar la motricidad gruesa y asociar palabras con imágenes. 

La mecánica es muy sencilla: Se lanza el dado, se levanta una carta del mismo color que el de la cara del dado que queda mirando hacia arriba y se lleva a cabo la prueba que propone dicha tarjeta. Aunque hay que decir que el manual de juego aconseja no ser demasiado rígidos en este aspecto.




Las tarjetas de color azul son pruebas de buscar objetos de diferentes colores, las de color amarillo de representar con mímica diferentes emociones, las de color rojo de ejecutar acciones sencillas, las naranja de contar objetos, las violeta de reconocer las distintas partes del cuerpo y las de color verde nos proponen imitar el sonido de unos cuantos animales. 

Conviene señalar que, por otro lado, la propia dinámica del juego va a facilitar que familiaricemos a nuestros peques de forma bien temprana con dos de los fundamentos básicos de prácticamente todos los juegos que existen, como son respetar los turnos de cada jugador o interpretar una tirada de dados.

Otro punto a su favor, y que agradecerán todos aquellos que no anden muy sobrados de espacio para almacenar trastos en su casa, es que viene muy bien preparado para que todo quede muy bien recogido. Una de las caras del dado (en este caso la de color violeta) es en realidad un bolsillo en el que se guarda el mazo de cartas y así tenemos todos los elementos del juego juntos, aunque nos hayamos deshecho de la caja de embalaje original.

Por último, quiero aprovechar esta entrada para hacer un llamamiento a aquellos diseñadores de juegos que la lean (si es que esto lo lee alguien), para que se animen a explorar más esta franja de edad por debajo de los tres años; es un nicho de mercado muy poco explotado y estoy seguro de que hay toda una legión de papifrikis dispuestos a gastarse su dinero en introducir a sus peques en el mundo de los juegos de mesa.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Papifrikitruqui (I): Crear cuadernos de actividades infantiles frikis usando software libre.

 DIBUJOS PARA COLOREAR:

A todos los niños pequeños les encanta colorear. Es una actividad muy educativa y bastante barata, la verdad. Además la oferta de cuadernos para colorear que existe hoy en día es tremenda y son pocos los personajes que no cuentan el suyo propio. Pero seguro que a muchos papifrikis les gustaría pasar un buen rato con sus peques dándole color a algún personaje tan friki, tan friki, que no encontraríamos por ningún lado su correspondiente cuadernillo. ¡Tranquilos! En Papifriki vamos a poner solución a esta contrariedad; y por supuesto, vamos a hacerlo de una forma marcadamente geek: Usando GIMP

Para quienes no lo conozcan les diré que gimp es el software de manipulación de imágenes del proyecto GNU, y que como todo el software libre tiene un montón de ventajas. Pero que en este caso las que más nos importan son que por un lado se trata de una herramienta muy potente, pero con baja exigencia de requisitos y por otro que es multiplataforma (lo encontraremos disponible para todas las distribuciones Linux, para Windows y para OS X.)

Para empezar a crear nuestros dibujos, nos haremos en primer lugar, con una imagen del personaje que nos gustaría colorear. En mi caso, como me parece interesante que mi peque se vaya familiarizando con el horror cósmico, me he decantado por una imagen del Pequeño Cthulhu

El primer paso es obvio. Abrimos la imagen con GIMP:



En la barra superior desplegamos el menú Colores y elegimos la opción Desturar. Asi nuestra imagen pasará a ser en blanco y negro y el programa nos ofrecerá la posibilidad de Seleccionar un poco de gris basandose en la claridad, la luminosidad o un término medio. La elección dependerá de lo que queramos hacer con la imagen. En general podemos elegir el término medio y si el resultado final no nos convence, repetimos el proceso elegiendo una de las otras dos opciones.



Una vez hecho esto vamos Filtros>Detectar bordes>Neón y obtendremos algo tal que así:



Para finalizar le damos a Colores>Invertir y ya tenemos listo a nuestro primigenio favorito para entretenernos coloreándolo, sin perder puntos de cordura.


Y para aquellos papifrikis que como yo, sean fans de los cómics DC, les dejo este enlace, dentro de la web del El Catálogo de Cómic, donde se podrán descargar un montón de dibujos para colorear de Aquaman, Batman, Superman, Wonder Woman, Flash, Green Lanter...


DIBUJOS UNIENDO PUNTOS:

Otro clásico de los cuadernos de actividades para niños son esos dibujos que se forman cuando se unen con trazos de lápiz, un aparentemente entrópico montón de puntos (siguiendo el orden adecuado, claro).

Pues bien. Este es otro ejemplo de lo que podemos hacer fácilmente usando GIMP. 

Es muy sencillo si conocemos el concepto de Capa. Para aquellos que no sepan de lo que hablo bastará con decirles que una Capa es el equivalente a colocar una hoja de acetato transparente encima del dibujo para poder calcarlo.

El primer paso volvería a ser buscar la imagen que queremos convertir en dibujo de puntos. Un buen ejemplo sería el logo de Batman.

La abrimos con GIMP y elegimos Capa>Capa nueva y en el menú de Capa nueva que se nos abrirá seleccionamos: Transparencia.



Con la herramienta Pincel de la Caja de herramientas vamos punteando a intervalos más o menos regulares todo el contorno del dibujo. En este caso he escogido un trazo más grueso para la elipse exterior y otro más fino para el murciélago.

Después en la pestaña Capas de Caja de herramientas hacemos clic con el botón derecho del ratón sobre la capa del logo de Batman y elegimos Eliminar capa. Nos quedará algo así:


¡¡¡Tranquilos, no se trata de un Bat-tablero de ajedrez!!!

Volvemos a añadir una capa nueva (Capa>Capa nueva) pero esta vez en vez de transparente, vamos a elegir Blanco. La nueva capa se nos pondrá encima de la capa transparente y no veremos nada. Entonces en la pestaña Capa de la Caja de herramientas arrastramos con el ratón la capa blanca hasta ponerla debajo de la capa transparente y ¡Voilà!

¡Crea tu Bat-logo uniendo los puntos listo para imprimir!

Y si ya queremos rizar el rizo y ser unos superpapifrikis (o unos papis superfrikis) podemos utilizar la herramienta de texto de la Caja de herramientas para poner un número al lado de cada punto y así establecer el orden en que debe llevarse a cabo el trazado del dibujo.


Fuente original: Soy un padre Friki. Autor: Ken Denmead. Ed: Aguilar



Cinefagia infantil (I): Las Aventuras de Enrique y Ana.

Esta semana en PAPIFRIKI os traigo una joyita de nuestra cinematografía patria, que me parece una forma estupenda de que nuestros peques comiencen a saber que existe algo más que Disney, Pixar y Dreamworks, cuando hablamos de cine infantil. Una cinta maravillosa para que empiecen a compartir ese cariño que muchos papifrikis profesamos hacia los subproductos culturales, el cine de derribo y en general todas aquellas producciones que se alejan del mainstream para encajar entre las letras B y la Z de cine. Esta semana toca hablar de "LAS AVENTURAS DE ENRIQUE Y ANA."
Este era Enrique del Pozo antes de provocarnos nauseas imitando el batdance de Vicent Vega.
Y es que con sus tres añitos recién cumplidos mi peque es ya un cinéfago de primera categoría y esta es posiblemente una de sus películas favoritas. De hecho yo calculo que la ha visto entera (y sin despegar el culo del sofá) unas 12 veces. Y no es para menos la verdad, porque es que esta película tiene todo lo que mola de una Serie-B: robots bastante pedorros, una invasión de alienígenas con careta, mad-doctors estrambóticos, esbirros de pacotilla, aventureros con salacot y unos números musicales muy chulis.

Dirigida por el asturiano Ramón Fernandez (aka Tito Fernández) con un guión de Luís Revenga. Esta hecha para mayor gloria del dúo musical que por aquella lo petaba entre los críos. Y nos cuenta la historia de dos hermanos Enrique (Enrique del Pozo) y Ana (Ana Anguita) que están al inicio del film en un internado. Él como el super-enrollado profe de gimnasia y ella como alumna resabida y hembra-alfa de su clase. Esta situación cambiará pronto ya que la Dirección del Centro, descontenta con los "modernos métodos pedagógicos" de Enrique, decide prescindir de sus servicios y Ana, ante la perspectiva de quedarse sola, se fuga con él. 
Al loro: Ana Anguita recibió, por su participación en esta película, el premio Romy Schneider para el joven descubrimiento del año en el Montreal Film Festival (1982)




En el trayecto la pareja sufre un accidente de automóvil ante el descojone generalizado de los Coconuts, un conjunto musical infantil liderado por Achero Mañas, con tales pintas que parecen sacados de la tribu de niños perdidos de Mad Max 3. En vista de su interés compartido por la música Enrique y Ana unen sus fuerzas a estos Coconuts para presentarse al concurso de talentos musicales de Radio Doble Z y se van todos juntos a la casa de su Abuelo (Luís Escobar), uno de esos genios científicos cuyo campo de trabajo abarca cosas tan dispares como la robótica avanzada o la alta ingeniería genética y que por los que se ve, parece ejercer la tutoría legal de ambos hermanos.


Achero Mañas: Líder indiscutible de este grupo de niños postapocalípticos.
Aquí arranca, la que desde mi punto de vista es la trama más interesante de esta película, porque el Abuelito de marras, como si de un Bukaroo Banzai de la tercera edad se tratase, no sólo está metido de lleno en unas investigaciones que revolucionarían la ciencia tal y como la entendemos, si no que junto con su amigo el Tio Stanley (José Lifante) se ha hecho con la asombrosa Piedra Mandarina, una joya que dejaría a las Gemas del Guantelete del Infinito de los cómics Marvel a la altura del betún. Ya que ella solita es capaz de convertir los objetos en oro, hacerlos invisibles, materializarlos (sea lo que sea eso) y hacerlos explotar. ¡¡¡Toma ya!!! ¡Muérete de envidia Thanos! 
Omicon: mitad robot, mitad mueble del IKEA.
Por todo ello El Abuelito está en el punto de mira de una peligrosa avanzadilla  extraterrestre liderada por el aterrador Barón Von Neckruch, un estupendo Agustín González con aún más mala leche de la habitual.

Agustín González haciendo un papelón.
Tras recibir cuatro nociones musicales de la Profesora Castañeta (Amparo Soler Leal) y tras ¿media hora escasa? de ensayo, Enrique, Ana y Los Coconuts se presentan al concurso de Radio Doble Z y pese a la durísima competencia lo ganan, en lo que sin duda es uno de los grandes pucherazos de la historia de la música. Porque si no, no se explica que su "Super Disco Chino" (que pese a lo pegadizo no deja de ser un jingle promocional) quede por encima de ese pedazo de tema de los Punkitos que es "Caca, culo, pedo, pis." Toda una sátira a la impostura y a la provocación de chichinavo con la que muchas bandas de los '80 salían a la palestra, o quizá simplemente la obra de un genial compositor aquejado de síndrome de Tourette. En fin...
Pepa Pipa: Una artista incomprendida.
Tras este enorme éxito, que lanza al estrellato internacional de manera fulgurante al dúo y sus comparsas, el Barón Von Neckrunch traza un plan de secuestro para tener con que chantajear al Abuelito y así poner al fin sus garras sobre la Piedra Mandarina. El plan, a lo precario de su ejecución, sale bien y el Abuelito tiene que ceder, aparentemente, a las maquinaciones del Barón. Afortunadamente Enrique nos muestra que no sólo es un magnífico interprete, si no que además es un héroe de acción de tomo y lomo y tanto él como Ana, Los Coconuts y La Profesora Castañeta consiguen escapar de las mazmorras en las que permanecían prisioneros de una manera, que para ser sinceros, sólo pudo salir bien porque estaba en guión.

Al final todo se resuelve con una sonrojante batalla entre las demoniacas fuerzas extraterrestres, Enrique, Ana y el ejercito personal del Abuelito ,que por supuesto  triunfan, y el Barón Von Neckruch no tiene más opción que huir a su planeta a bordo de su cohete espacial, prometiendo regresar para volver a ponerles las cosas difíciles a nuestros protagonistas en una segunda parte que nunca llegó a buen puerto.

Casi al final la película se descuelga con este inesperado guiño a The Rocky Horror Picture Show.

No le conviene pasar por alto a ningún papifriki que aunque por su argumento podría catalogarse de thriller de ciencia-ficción, Las Aventuras de Enrique y Ana es principalmente un musical y precisamente en su B.S.O. descansa gran parte del atractivo de la peli para nuestros peques. Temas como "Haz ruido", "¿Qué es un Coconut?", "Co-co-ua", "Abuelito" les alucinarán y a nosotros no retrotraerán a otros tiempos en los que no nos preocupaban las calorías de los bocatas de Nocilla.
 ¡Y es que Las Aventuras de Enrique y Ana es super, super-divertida de verdad!

lunes, 3 de febrero de 2014

Rol para los peques (I): Exploradores de Orión


¿Esto es un soldado Skrull o un Xungui muy cabreao?
En nuestro país no es muy habitual jugar con los niños al rol; vamos yo calculo que debe ser algo así como una millonésima parte de lo que lo es jugar con ellos al fútbol. ¡Así nos luce el pelo!

De hecho estoy convencido de que más de alguna de las madres con las que suelo coincidir en parque, estaría dispuesta a denunciarme al Servicio de protección de la infancia pensado que esto de jugar al rol con los niños es algo así como meterles en una secta de adoradores del Yog-Sothoth o incluso algo peor, que se yo... de David Bisbal.

Sin embargo, lo cierto es que jugar al rol aporta a muchos beneficios a los niños como el de desarrollar de una forma divertida Habilidades para la Vida reconocidas por la OMS como son: la empatía, el pensamiento creativo, el manejo de problemas y conflictos y la toma de decisiones. 

Pero no estamos aquí tanto para cantar alabanzas a una afición que tanto nos apasiona a los papifrikis, como para reseñar un juego estupendo para introducir a nuestros peques en ella. Se trata de EXPLORADORES DE ORIÓN, con el que David Muelas (Davader) ganó merecidamente la edición del año pasado del premio Rolero de Hierro.

Exploradores de Orión está pensado para ser jugado por toda la familia y combina una ambientación de ciencia-ficción con los cuentos infantiles en una mecánica de juego sencilla y participativa. En él los jugadores se meten en el papel de unos jóvenes cadetes de la Academia de Exploración Espacial a los que se les asignará misiones para hacer de la galaxia un lugar mejor en el que vivir.

Vale, Davader no es Miguel Ángel, pero sus dibujos le van al espíritu del juego como anillo al dedo.

Jugar a este juego es muy barato ya que sólo es necesario el manual del juego, que está publicado bajo una licencia Creative Commons y puede descargarse gratuitamente de aquí, una copia de la hoja de personaje para cada jugador, lápices (mejor si son de colores) y tres dados fudge. Seguramente ningún papifriki tenga problemas para hacerse con ellos y mucho menos ahora que el sistema FATE parece que vuelve a estar de moda en el mundillo rolero... De todas formas siempre se pueden fabricar con cartulina o simplemente utilizar 3 dados de 6 caras y hacer que -por ejemplo- el 1 y el 2 sean el símbolo positivo, que el 3 y 4 sean el blanco y que el 5 y el 6 sean el símbolo negativo.

Estos son mis dados fudge, me costaron 1,25€ y 7,87€ de gastos de envíos ¡¡¡Tócate los dados!!!


En mi opinión Exploradores de Orión tiene tres grandes aciertos:

En primer lugar que gracias a un par de tablas "¿Qué es lo que tienen que hacer?" y "¿Dónde sucede todo esto?" y con un poco de imaginación no hace falta tener nada preparado con antelación, lo cual es esencial para los papifrikis que andamos justitos de tiempo. Además, en el caso de que en algún momento nos quedemos en blanco podremos usar otra tabla del manual "Para animar las cosas  si al Director se le acaban las ideas" que como su nombre indica puede rescatarnos de ese lapsus y nos permitirá continuar pasándolo bien.

En segundo lugar está el hecho de que el autor ha tenido en cuenta que la frustración que se genera cuando se obtienen malos resultados en las tiradas de dados puede dar al traste con la diversión cuando los jugadores son niños. Así que en Exploradores de Orión la peor de las tiradas supone que el jugador consigue lo que pretendía pero con algunas consecuencias negativas no previstas.

Y en tercer lugar estaría la mecánica de narrativa compartida que conllevan las tiradas de dados, de tal forma que cuando un jugador lanza los dados para llevar a cabo una acción, es otro jugador el que tiene que describir lo que sucede en función del resultado de los dados.


Cuando le diga al peque que podrá usar su pistola de rayos lo va a flipar.

Otro apecto que también me ha gustado mucho es el sistema de recompensas que establece el juego. Lejos de crear pequeños jugadores saja-raja,
Exploradores de Orión premia la simpatía, la nobleza, el valor... y lo hace a través de medallas de verdad; bueno... en realidad son medallas de papel recortables para pegar en la ficha de personaje. Puede que a alguno de vosotros le parezca una chorrada, pero para un niño esto es muchísimo más guay que si se tratase de un cofre lleno de doblones de oro, la armadura de un Alto Señor del Caos, una espada mágica +1 o cualquier otra recompensa intangible en mundo real.

Y todo esto en 18 páginas de manual (otro gran punto a su favor) en el que además se incluyen las tablas, ejemplos de juego, la ficha del jugador y un montón de medallas para recortar y entregar a los jugadores a medida que vayan completando misiones. Vamos, una pequeña maravilla del rol made in Spain con la que sin duda crecerá la próxima generación de roleros.